Los 13 de Cáceres: El origen heroico de la Orden de Santiago

 

Los 13 de Cáceres: El origen heroico de la Orden de Santiago


En pleno siglo XII, en la ciudad de Cáceres, un grupo de 13 caballeros cristianos se unió para defender la fe y proteger a los peregrinos que recorrían el Camino de Santiago. Así nació la Orden de Santiago, una de las más influyentes órdenes militares y religiosas de la península ibérica. Su valentía y compromiso marcaron un hito en la historia de la Reconquista y del patrimonio espiritual de España. Este artículo explora su legado, su contexto histórico y la huella que dejaron en Cáceres y en toda Europa.


    La Orden de Santiago fue una orden religioso-militar que nació en el siglo XII, durante la Reconquista, en el Reino de León. Debido a su militancia y presencia en los combates contra el Islam, la Orden fue muy famosa, englobando a ricoshombres y canónigos.

Gracias a la tradición histórica, el apóstol Santiago y España guardan una relación muy estrecha, ya que fue el “evangelizador de España” y después fue la referencia invocadora en los combates, pasando a ser el santo protector de los cristianos españoles, por ello, a veces aparece representado como guerrero cristiano a caballo, apóstol o peregrino. Además, su tumba permanece en Galicia, siendo un lugar de peregrinación mundial.

La historia de Santiago Apóstol, el Mayor, por lo tanto, aparecerá con mucha fuerza, debido a los factores antes mencionados, durante la Edad Media y después en la Edad Moderna, desde el siglo IX, cuando fue hallada su tumba en Compostela, hasta el siglo XII, cuando se crea la Orden de Santiago. A partir de este momento, la Orden de Santiago estará presente en la Reconquista y acompañará a los ejércitos cristianos españoles durante gran parte de su historia.

En este sentido, como afirma De las Heras (2010), el contexto de las Cruzadas en Tierra Santa será crucial ya que es durante la I Cruzada (1095-1099), y a partir de ese momento, cuando surjan las primeras ordenes religioso-militares como la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén, la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén o la Orden del Temple (templarios), entre las principales. El ejemplo de las ordenes que surgen en Tierra Santa favorecerá que en la Península Ibérica surgieran también ordenes religioso-militares durante la Edad Media, favorecido todo ello por el contexto bélico permanente de los Reinos Cristianos hispánicos, la Reconquista.

A partir del siglo XII, surgen las ordenes en la Península Ibérica a imitación del ejemplo de Tierra Santa y también por necesidad frente al Islam, asentado en tierras hispanas desde el año 711. Además, el avance de los cristianos hacia el sur, así como la financiación y ayuda de los reyes y la iglesia, entre otras cosas, favorecerá el surgimiento e implantación de estas órdenes formadas por monjes-soldados, que actuarán como milicias contra el Islam.

 La Orden de Santiago fue una orden religioso-militar que nació en el siglo XII, durante la Reconquista, en el Reino de León. Debido a su militancia y presencia en los combates contra el Islam, la Orden fue muy famosa, englobando a ricoshombres y canónigos

Antecedentes. Santiago, Patrón de España

    Cuenta la leyenda que, tras el Pentecostés (33 d. C.), los apóstoles fueron enviados a predicar la palabra de Jesucristo por otras partes del mundo conocido. En este sentido y, en resumidas cuentas, Santiago Apóstol fue a predicar a Hispania, las actuales España y Portugal. Según las diferentes versiones, algunos autores cuentan que entró por la Bética y que, desde ahí, se dirigió a la Gallaecia (Actual Galicia, Norte de Portugal, León, Zamora…), otras versiones hacen referencia a que entró en Hispania vía Cartago Nova, actual Cartagena, mientras que la tercera versión alude a su entrada en Hispania por Tarraco (Tarragona) hacia Caesaraugusta (Zaragoza), donde se le apareció la virgen María en un pilar de piedra. Sea como fuere, su presencia en Hispania se hace a través del Mediterráneo, desde Jerusalén -vía transitada y conocida desde hacía siglos, por lo que no debemos descartar la teoría que afirma que pudo venir a España-. En Hispania predicó el Evangelio junto a los Siete Varones Apostólicos. Tras ello, regresó a Jerusalén, donde murió decapitado en el año 44 d. C. Tras su muerte, el cuerpo de Santiago fue trasladado a Hispania, nuevamente por vía marítima, a través del Mediterráneo, donde fue enterrado.

Ocho siglos después, con la Reconquista en su fase inicial, en el año 813 y reinando Alfonso II, el Casto, rey de Asturias, un ermitaño llamado Paio o Pelayo vio unas luces sobre el cielo del cementerio de Iria Flavia y avisó al obispo Teodomiro. Esté certificó que se trataba del cuerpo del santo apóstol e inmediatamente el rey Alfonso II mandó construir sobre la tumba encontrada una iglesia, que fue el origen de la catedral de Santiago de Compostela.  Rápidamente, Compostela se convirtió en uno de los mayores centros de peregrinación para los cristianos gracias también al paralelo desarrollo del Camino de Santiago favorecido, en gran medida, por el asentamiento del Cristianismo y su fortalecimiento en Europa durante el Imperio Carolingio.

Con el reinado de Ramiro I, rey de Asturias, se produjo la batalla de Albelda, mitificada en la batalla de Clavijo, entre los años 852 y 859, en la que, según la leyenda, se apareció a lomos de un caballo blanco el mismo Santiago Apóstol encabezando el ejercito cristiano. Aquí lo importante no es la batalla en sí, sino más bien el culto y la importancia que comenzaba a tener ya la figura de Santiago como defensor de los cristianos. En esta batalla, según las crónicas, los cristianos vencieron a los musulmanes gracias a esa aparición del apóstol que lideró al ejercito cristiano. Tras esta batalla, y gracias a la leyenda, comenzó a difundirse e imponerse el Voto de Santiago, que básicamente era un impuesto que consistía en ofrecer a la iglesia de Santiago una parte de botín que se tomase a los musulmanes, así como las primeras vendimias y cosechas, una especie de diezmo de la iglesia.


Avanzando en el tiempo, autores como De las Heras (op. Cit.) o Esparza (2015) establecen que no será hasta la batalla de las Navas de Tolosa en 1212 cuando se invoque a Santiago al grito de ¡Santiago y cierra, España! como protección antes del combate. Aunque, hay discrepancias en ello, ya que otros autores afirman que la invocación al santo apóstol ya era algo normal en las milicias almogávares. Sea como fuere, en la batalla de las Navas ya hay un sentimiento de identidad y comunidad, en el que todos los cristianos de los diferentes reinos peninsulares son conscientes de la necesidad de invocar al apóstol antes de la batalla, es decir, Santiago era reconocido por toda la Cristiandad peninsular como santo de las Españas. Este grito comenzó a hacerse muy popular hasta tal punto que los tercios españoles, ya en los siglos XVI y XVII, lo pronunciaban antes de cada batalla, para pedir protección al santo de España. Así, el grito y la devoción irían unidos en una tradición que comenzó en los inicios de la Edad Media y se mantuvo hasta una época muy avanzada, ya concluida la Reconquista.

En este contexto de Cruzada y Guerra Santa, de Reconquista y Edad Media española, surge la devoción por Santiago, pero también, fruto de esa guerra contra el Islam, surgen las órdenes militares a imagen y semejanza de las que habían surgido en Tierra Santa en torno a 1099.

 

Los Trece de Cáceres y la Orden de Santiago.

    De las Heras (op. cit.) establece que hay varias teorías del surgimiento de la Orden, situándose tempranamente ya en la batalla de Clavijo (844), aunque hay dudas con la existencia de esta batalla que más bien hay que situarla, históricamente, a la batalla de Albelda (852), que ya si que aparece en las crónicas, en la que se apareció Santiago a caballo poniéndose al frente del ejercito cristiano, el cual venció a los musulmanes.

Una segunda teoría sitúa el surgimiento de la Orden en el año 1030 gracias al descubrimiento de una lápida labrada sobre la puerta de la iglesia Sancti Spiritus de Salamanca, la cual se ha interpretado con un supuesto privilegio que el rey Fernando I de Castilla había otorgado a esta iglesia en ese año (op. cit.). En ella se menciona a la orden de Santiago.

Sin embargo, no será hasta 1170 cuando surja la orden de manera oficial y cinco años después se confirme mediante bula papal. Dejando al margen las teorías y los debates historiográficos, habría que establecer que la creación de la orden se produce en un momento diferente al de la confirmación religiosa mediante la bula papal de 1175. A pesar de todo ello, siguiendo a los expertos, vamos a partir del año 1170 como inicio de la Orden de Santiago debido a que es cuando aparece documentación que lo cerciore, a pesar que en el año 1030, 145 años antes, ya se hace mención a la existencia de la orden (op. cit.).

En resumen, debido a lo anterior, la idea mas asentada establece el origen de la orden militar, a iniciativa de Fernando II de León, en Cáceres, mientras que su carácter religioso viene avalado por la bula del Papa Alejandro III en 1175, a instancias de Alfonso VIII de Castilla.

 

Surgimiento.

    Cáceres había sido tomada en 1169 por los Cristianos y el rey Fernando II de León y el obispo de Salamanca, Pedro Suarez de Deza, encargaron a trece Fratres o Caballeros la defensa de Cáceres. A estos caballeros se los conoció como los Trece Fratres o Caballeros de Cáceres, siendo el germen fundacional de la orden. Entre estos Fratres destacó Pedro Fernández de Fuentencalada, noble castellano-leonés que funda la Orden. La idea proviene de su estancia en Tierra Santa como peregrino, donde conoció a los templarios. Su acercamiento a la Orden del Temple le hace pensar en crear una orden similar en España.

Según De las Heras (op. cit.), a Pedro Fernández se le unieron caballeros provenientes de la nobleza de distintos reinos peninsulares que se fueron agrupando en torno a la Orden de Cáceres, todo ello en plena guerra contra el Islam. Los caballeros, arrepentidos de su vida ostentosa y materialista, crearon una congregación en torno a unos estatutos establecidos. Su principal misión era combatir al Islam y proteger a los peregrinos que acudían al Santo Sepulcro, así como para la protección de las fronteras de Extremadura.

Contrariamente a las demás ordenes peninsulares, la Orden de los Caballeros de Cáceres, se basaba en la regla de San Agustín, mientras las demás se regían por la de San Benito, y surge primeramente como orden militar y, después, como orden religiosa (1175), cuando lo normal es que o bien se creasen ambos aspectos en un principio o, sin embargo, se crease primero la orden religiosa. En este sentido, la orden surge mediante dos vías, el carácter militar, primeramente, de la mano del fratrer Pedro Fernández y auspiciada por el rey de León y diversos arzobispos y, después, mediante bula papal se la reconoce como orden religiosa. Para ello, fue crucial la unión de los canónigos, Regulares de San Agustín, provenientes del convento de San Loyo o Eloy, cercanos a Compostela.

se le unieron caballeros provenientes de la nobleza de distintos reinos peninsulares que se fueron agrupando en torno a la Orden de Cáceres, todo ello en plena guerra contra el Islam

Así, la orden ya es como las demás, son monjes guerreros al servicio de la fe. Los caballeros de Cáceres junto a los canónigos gallegos, crean ya una comunidad militar y religiosa que en muy poco tiempo va a crecer y se va a expandir por el resto de la Península. A partir de este momento, el auge de la Orden será imparable convirtiéndola en la orden mas famosa de España. Debido a la procedencia de sus fundadores, los Trece Caballeros de Cáceres, la nobleza, estos aportaron muchos y diversos bienes que pasaron directamente a ser propiedad de la orden, como castillos, palacios… además construyeron hospitales, conventos, iglesias, centros de leprosos, escuelas…, aparte de realizar labores de ayuda a enfermos, pobres, peregrinos, repoblación de los territorios ocupados….

En este sentido, la orden se estructuró como una orden mas de la época. Los caballeros frenaban al Islam en combate directo y los canónigos administraban todo aquello referente a la fe, se convirtieron en capellanes de los caballeros a quienes dirigían espiritualmente.

La orden se funda de manera oficial entre el 29 de julio y el 1 de agosto de 1170 en su sede principal en Cáceres. En la fundación participaron, además de Pedro Fernández, diversos arzobispos como el de Zamora, Toledo, Santiago, León y Astorga, entre otros. Nuevamente De las Heras (op. cit.) establece que ya los caballeros antes de entrar en combate se encomendaban a Santiago. Esto, en muy poco tiempo, derivó a que la orden y la milicia se consagraran como vasallos y caballeros de Santiago Apóstol.


Según avanzaba la Reconquista, paralelamente, la orden se fue afianzando en territorio español, recibiendo donaciones gracias a sus servicios y aportes en batalla.

Así, al año siguiente de su fundación, en 1171, la Orden de Santiago participa en su primera campaña junto a las tropas del rey de León en Jerez de los Caballeros (Badajoz). Esta acción, hace posible el crecimiento de las posesiones de la orden, ya que el rey en gratitud por los servicios les dona diversas fortificaciones a lo largo de la frontera del reino, entre Toledo y Portugal (op. cit.).

La frontera contra el Islam, los almohades en esta época, quedó en manos de los Fratres, quienes se situaban en primera línea construyendo castillos y fortificaciones y afianzando la resistencia. Rápidamente creció en numero y en fama y se expandió por Castilla y León, pues los reyes vieron un gran potencial en la orden. Sin embargo, no será hasta el reinado de Alfonso VIII, el de las Navas, según, nuevamente De las Heras, la Orden de Santiago toma un impulso imparable. Este rey dio un gran impulso a la Reconquista y, con ello, a las órdenes, aliadas fundamentales de los ejércitos cristianos. Sea como fuere, el crecimiento de la Orden, el avance de la Reconquista, el impulso de los reyes y el reconocimiento de la Iglesia de Roma, entre otros factores, hacen que la Orden de Santiago, en torno a esta época, tenga también una sede en tierras castellanas, concretamente en Uclés, plaza donada por Alfonso VIII a la orden para su defensa y administración.

Tras todo ello, será con los Reyes Católicos, ya en el siglo XV, cuando la orden pase a ser incorporada a la corona. En el siglo XV la guerra contra el Islam llegaba a su fin y los últimos reductos eran vencidos. En este sentido, se produce también un declive de las ordenes, a medida que la Reconquista finalizaba, y con ello, en contraposición, se produce el fortalecimiento de la corona, los Reyes Católicos. A partir de este momento, la orden quedará administrada por la corona, siendo su maestre el rey de España.

Lejos de desaparecer, la orden se mantuvo en los siglos posteriores, como una orden al servicio de la corona. Comienza un proceso desamortizador con Carlos I, con la función de aplacar deudas entre otras. Así la orden irá evolucionando hasta quedarse como una orden “estatal” y honorifica. En la época del esplendor del imperio español se observará la pervivencia de la orden en la mentalidad de los soldados de los Tercios Españoles quienes invocaban al Santo Apóstol antes de las batallas o en diversos artistas y escritores, quienes formaron parte de la orden como se aprecia en cuadros de la época.

 Lejos de desaparecer, la orden se mantuvo en los siglos posteriores, como una orden al servicio de la corona

Conclusiones.

    La Orden de Santiago nace de la necesidad de defender las fronteras en el reino de León y de la necesidad de protección a los peregrinos que acudían a Compostela a la tumba del apóstol Santiago, por el camino de Santiago, en el siglo XII.

Es decir, en símil perfecto con la situación de Tierra Santa, en 1170, a imitación de la Orden del Temple, Pedro Fernández junto a 12 caballeros más, funda la Orden de los Fratres de Cáceres con el apoyo del rey Fernando II de León. Al unirse con los canónigos gallegos la orden toma un cariz religioso-militar y comienza a crecer ya en el reinado de Alfonso VIII de Castilla quien potencia e impulsa la orden. En 1175 es reconocida por bula papal, adquiriendo el reconocimiento de la Iglesia de Roma.

La orden fundó hospitales y escuelas, prestó protección a los peregrinos del Camino de Santiago y aseguró la frontera contra el Islam, recibiendo el reconocimiento de los reyes. A partir del siglo XV, la orden mas famosa de España, pasa a depender de la corona y en el siglo XVI comienza un periodo de desamortización. Actualmente la orden sigue activa, pero de manera mas nominativa y cultural, honorifica, y el rey sigue siendo el gran maestre.

 

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