Los esguizaros

    Los mercenarios suizos, piqueros al servicio de ejércitos extranjeros, sobre todo al servicio de Francia, se ganaron un gran reconocimiento como grandes soldados debido a sus técnicas en la batalla. Unas técnicas que en el siglo XVI copiaron, adaptaron, usaron y mejoraron los soldados de los tercios. Los piqueros suizos, también llamados Esguízaros, presentaron a la guerra sus lanzas o picas con las que formaban una maraña de pinchos, como si un erizo de lanzas se tratase.

Su origen hay que buscarlo en los cantones de las montañas suizas, los Alpes. Los esguízaros surgen “a la fuerza”, es decir por necesidad. Eran campesinos montañeses pobres ya que vivían de una agricultura de subsistencia y sobre todo de la ganadería de montaña y aquellas tierras apenas daban para vivir. En este sentido, emigraron para prestar servicio en guerras externas a cambio de un salario. Es el contexto socioeconómico del siglo XIV el que favorece, pues, el surgimiento de los mercenarios piqueros.

Los piqueros suizos, también llamados Esguízaros, presentaron a la guerra sus lanzas o picas con las que formaban una maraña de pinchos

 

Aunque comienzan a ser conocidos en la Edad Media, tras las batallas de Morgarten en 1315 y Laupen en 1339, su fama vendrá concretamente de efectividad en la guerra de los Cien Años lo que les sirvió para ganarse gran fama siendo sus servicios demandados, cada vez mas, a partir del final de la Edad Media y ya en la Edad Moderna por diversos ejércitos, sobre todo el francés, para prestar batalla contra los tercios, por ejemplo. En época moderna, se les puede ver en la conquista de Granada en 1492 o en la batalla de Seminara en 1495. Su apogeo se produce durante el Renacimiento y aguantan combatiendo, según las fuentes, hasta la Ilustración, aunque a duras penas ya que en el siglo XVIII había cambiado la guerra, predominando la caballería ligera y las armas de fuego.

Fueron famosos por su fiereza en el combate, temidos por su ímpetu en las cargas, las cuales realizaban con picas, lanzas o alabardas, provocando caos y desconcierto al enemigo.

Esto favoreció que durante los siglos XV y XVI los suizos asumieran el control de las milicias a las cuales entrenaban y proporcionaban equipamiento tales como armas o armaduras debido a que la mayoría de los esguízaros o mercenarios suizos eran campesinos montañeses que dependían de las ordenes de algún noble local. Este noble, así, se encargaba de los pagos o el reclutamiento. Al ser demandados por otras naciones, esta situación confirió a Suiza gran visibilidad diplomática hasta el punto de llegar a la actualidad como bien sabemos.

Será Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, quien vea en los piqueros suizos, en su forma de combatir, un aliciente para la guerra moderna, la que estaba a punto de surgir. Es precisamente el Gran Capitán el padre de aquella Guerra Moderna y el precursor de los Tercios al combinar el peso de la infantería con las picas en formaciones perfectamente disciplinadas y cerradas ayudadas por armas de fuego como el arcabuz o el mosquete. Como ejemplo sirva que la fama de los piqueros suizos será desacreditada en 1634 en la batalla de Nördlingen frente a los tercios españoles quienes arrasan, habiendo copiado y mejorado hacía mas de un siglo las tácticas de los suizos.

Fueron famosos por su fiereza en el combate, temidos por su ímpetu en las cargas, las cuales realizaban con picas, lanzas o alabardas, provocando caos y desconcierto al enemigo

 

Álvaro González

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