VOX Y FRENTE OBRERO

 

De un tiempo a esta parte hemos visto crecer dos formaciones políticas, muy diferentes entre sí, pero con cierto símil en sus propósitos y consignas. Ambos tachados de fascistas por el resto del espectro político, uno monárquico y liberal, el otro republicano y socialista. Estos partidos, efectivamente, son VOX y Frente Obrero. Estas dos formaciones han atraído a mucha gente a su espacio, gente descontenta con sus anteriores partidos, otros provenientes de la “Tercera posición”, e incluso gente descontenta con el resto de las políticas. Aunque la trayectoria de VOX es mayor, el Frente Obrero no se amilana e incluso va creciendo contra todo pronóstico, al menos más que partidos habituales que no han sabido canalizar el discurso y a los cuales quita votos.

Sin entrar en el debate sobre los votos que tiene cada uno, se observa un crecimiento de ambas formaciones, ligado, como se verá, al descontento con las políticas actuales de los gobiernos más liberales o conservadores. VOX ha atraído a su espectro sobre todo a gente proveniente de la derecha, conservadora y reaccionaria, descontenta quizá con la “tibieza” de partidos como el PP, por ejemplo.

Por otro lado, el Frente Obrero ha evolucionado desde un comunismo-marxista-federalista hacia posiciones más nacionalistas atrayendo a su esfera a otros tantos descontentos con la vieja política, sobre todo jóvenes, aparte de los afiliados tradicionales con los que ya contaba. En este último supuesto, el Frente Obrero, se ha afianzado en un espacio político “tercerposicionista”, entremezclando lo nacional con lo revolucionario, en una especie de nacional-bolchevismo (viendo sus orígenes).

A pesar de ello, ambos son tachados de fascistas y “radicales” por el resto de los partidos, pues se han hecho paladines de la bandera crítica hacia el feminismo, la inmigración, el colectivo LGTB y el problema nacional de España, entre otras cosas, además de mostrarse críticos con la Agenda 2030 o con la UE, la OTAN o la OMS.


A la hora de analizar la evolución, la cual llama la atención -en parámetros similares al resto de Europa, quizá por los mismos problemas-, se pasa por alto las diferencias entre ambos partidos y, como es algo habitual ya, su desvinculación del fascismo, como todos los partidos que aspiran al “juego de la pelota” en los parlamentos. Bien es cierto que estas diferencias no se perciben gracias a la propaganda política y social que diversas asociaciones, televisiones y radios, universidades, partidos… realizan constantemente con el objetivo de denigrar o manchar la imagen de ambos partidos. Pero, a pesar de todo ello, cabe decir a favor de ambos que ninguno es fascista —no porque no sean italianos de los años 20-40 del siglo XX, sino porque carecen de las características principales para poder tacharlos o definirlos así—.

VOX

En primer lugar, conviene hablar de VOX, una formación que surgió antes en el espectro político y que su trayectoria le ha permitido mantenerse en el ámbito político y social. Lejos de desaparecer, VOX ha sabido captar un discurso “populista” de derechas, atrayendo a aquellos votantes y militantes decepcionados con la derecha que había anteriormente, la única, el PP.

El discurso de VOX, por el contrario, ha cambiado y se ha amoldado a los tiempos que corren. Se ha amoldado, decimos, debido a que VOX es un producto más -otro de tantos- de las élites. Esto se observa en su ambigüedad con respecto a las vacunas y el COVID, el tema de Rusia o Israel, la cuestión sobre la monarquía…, por poner algunos ejemplos. Y es que parece que en VOX ha ganado el discurso predominante como se observa en Milei o Meloni, quienes una vez en el poder se han arrodillado a la UE y a Israel imponiendo en sus políticas el liberalismo económico y el conservadurismo político a toda costa, bajo un discurso cambiante.

En este sentido, si VOX se presentó como el cambio, ha demostrado no serlo, exceptuando, pues todo hay que decirlo, a su sindicato Solidaridad y a su movimiento juvenil, Revuelta, quienes hoy en día se muestran combativos con discursos y estética radicales, rompedores, que atraen verdaderamente a un porcentaje de la masa juvenil.



El ideario de VOX, por el contrario, responde a la derecha propia de Maurras de finales del siglo XIX. Una derecha militarista y conservadora, reaccionaria y monárquica, como se vio en la CEDA de Gil Robles en España, auspiciada por la teoría del Cirujano de Hierro de Costa, donde se establece el pretorianismo, es decir, España está enferma y necesita un buen cirujano. Sin embargo, los planteamientos de VOX se acomodan en la democracia y la constitución, las cuales no se han planteado cambiar, o si lo han hecho ahora ya ni lo mencionan.

En sus inicios abogaba por salirse de la UE y combatir la corrupción, haciendo ver que tanto el PSOE como el PP son lo mismo. Sin embargo, esos planteamientos han ido variando en tanto que VOX ha pactado con PP para diferentes cosas, mientras acusaban a esta formación de pactar con PSOE. Su discurso patriota -patriotero- se engloba dentro de la imagen derechista de bandera, himno y tradición, entremezclado con un sensible y oportunista lado social que aprovecha la crispación de muchos españoles. La censura y calumnia de los medios de comunicación y de las dos fuerzas que mueven el “cotarro” en el ámbito político han hecho de VOX un partido referente para una gran mayoría de los votantes, incluso provenientes de la izquierda. Pues no hay que negar que la formación verde ha sabido canalizar la decepción y desesperación, la hartura de los españoles y dar voz a sus quejas haciendo que esta masa enfadada con la situación actual se identifique con ellos. VOX ha logrado por ejemplo que muchos no se sientan avergonzados de su historia y símbolos, ha resurgido símbolos que antes solamente utilizaban grupos marginales de la ultraderecha, paramilitares o fascistas, y los ha convertido en algo normal, ha favorecido una revisión histórica en un momento en el que la divulgación histórica estaba en decadencia, sobre todo en el ámbito de España y sus hazañas, favoreciendo con ello un combate cultural con respecto a la Historia, la Leyenda Negra, a lo antiespañol….

VOX hoy en día realiza y promueve un discurso antiinmigración y contrario a la Agenda 2030, mantiene dudas en su postura con respecto a Ucrania y Rusia, ya que están divididas sus posturas, así como con respecto a la UE. Se muestra todavía defensor de la monarquía como institución tradicional y símbolo de la unidad de la nación y mantiene un ideario conservador y católico. Debido a que no aspira a cambiar el sistema no se le puede considerar un partido revolucionario sino más bien reaccionario ya que surge como una reacción al gobierno imperante. Son taurinos y patriotas. Defienden la unidad nacional a través de un sistema territorial centralizado, sin comunidades autónomas y apuestan por un sistema económico liberal-capitalista.

A grandes rasgos, esos son los puntos que destacamos de VOX, que como veremos difieren bastante de los del Frente Obrero.

Frente Obrero 

El Frente Obrero es un partido más joven que VOX, pero su crecimiento ha sido muy visible en muy poco tiempo. Es un partido que provenía del comunismo y que se ha ido adaptando a la nueva realidad que presenta Europa. También anti-Agenda 2030 y antiinmigración, tiene pretextos más revolucionarios. Apuesta por un socialismo no marxista y se ha desvinculado de las izquierdas y las derechas. Su discurso es nacionalista y revolucionario, su modelo territorial de estado es una especie de república federal, aunque con matices. Es un partido, como decimos joven pero que ha ido evolucionando hacia formas más nacionalistas españolas. Se ha posicionado contra el islam y el discurso woke-progre ante los acontecimientos que se vienen repitiendo últimamente. Siguiendo su evolución, todo apunta a que crecerá más siendo un partido que habrá que tener en cuenta, llegando a quitar votos a VOX.



A pesar de que ambos partidos son similares, las diferencias se ven claras. El Frente obrero puede ser considerado, según sus inicios y la actualidad, como un partido de tendencia nacional-bolchevique, revolucionario, socialista, nacionalista y republicano, con más jóvenes entre sus filas, mientras que VOX es un partido de la derecha reaccionaria, liberal, monárquico y patriota, atrayendo a personas más mayores. La diferencia estriba, pues, en que uno es antisistema o pretende cambiar el sistema mientras que el otro no, solo pretende cambiar el gobierno. Ambos se muestran antiinmigración y contrarios a las políticas marroquíes, contrarios a las políticas de la UE y contrarios a la Agenda 2030 y se consideran patriotas.

No pueden ser tachados de fascistas ninguno de los dos partidos, uno por liberal y el otro por sus inicios comunistas y antifascistas. Sin embargo, el que puede estar mas cercano al fascismo quizá por su ambición revolucionaria es sin duda el Frente Obrero ya que, además, está empezando a adoptar un discurso antiderechista y antiizquierdista (no somos de izquierdas ni de derechas). A pesar de todo, el fascismo en el siglo XXI no parece que pueda darse en la práctica debido a múltiples factores (que no se van a mencionar en este articulo).

Lo cierto es que ambas formaciones han ocupado el lugar de los nacional-revolucionarios, de los fascistas y de los tercer-posicionistas, debido a que han sabido adaptar el mensaje, la estética, la apariencia, la simbología… mientras que los grupos a los que nos referimos no lo han hecho -o no han sabido o no han querido- quedando relegados a la marginalidad. Es decir, VOX y Frente Obrero, aunque son diferentes, han ganado terreno, “han comido la tostada” al resto, se han aprovechado de una situación -para bien o para mal- y se han hecho un hueco en el ámbito político que los demás querían ocupar.

Debido a su auge, evolución y crecimiento, el sistema los ha tachado de extrema-derecha, ultra-derecha y fascismo, siendo esas definiciones surreales e inapropiadas, aunque en lo referente a VOX las dos primeras podrían encajar si tenemos en cuenta que está situado “más a la derecha” que el resto (mas derechistas que la derecha tradicional con todo lo que eso conlleva) mientras que el termino fascista no podría aplicarse a ninguno de los dos partidos ya que el Fascismo es una ideología de los años 20-40 del siglo XX surgida en Italia y reclamada meramente y exclusivamente como genuina de ese lugar, siendo además un término ambiguo a la hora de aplicarse pero efectivamente exitoso en su utilización propagandística ya que cala hondo en la sociedad analfabeta.

A modo de conclusión, se puede establecer que ambas formaciones -queriéndolo o sin querer- ocupan un terreno político que otros grupos deseaban, llevándose consigo a los votantes descontentos tanto de la derecha como de izquierda, tanto de la extrema derecha como de la extrema izquierda, variando su discurso hasta rozar con fórmulas tercerposicionistas en muchos casos a través de un discurso antiinmigración, antiglobalista y patriota. No se sabe si son patriotas de ocasión u oportunistas políticos, lo que es cierto es que han copado el discurso de los descontentos ante una situación de crisis donde nadie mas ha sabido encajar en ese discurso, salvando las diferencias, claro está.


Álvaro González Díaz

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