Los Fascismos Franceses

Tras el surgimiento del Fascismo en Italia, 1919-1922, muchos movimientos adoptaron su estética y discurso 


Introducción

Tras el surgimiento del Fascismo en Italia, 1919-1922, muchos movimientos adoptaron su estética y discurso. En muchos casos como en Alemania, estos movimientos se hicieron con el poder, en otros casos triunfaron como en Rumania o Hungría, por ejemplo, y en otros muchos casos el fascismo los movimientos nacional-revolucionarios— no triunfó por diversos motivos. Este último ejemplo es el caso de Francia (igual que Portugal, España, Polonia, Bélgica, Irlanda, Inglaterra…) donde no triunfó debido, en gran parte, porque había multitud de grupos, asociaciones y movimientos que no llegaron a consolidarse como una fuerza de masas, además de la persecución del gobierno frente-populista francés.

Para entender la extensión del fascismo en Francia, hay que remontarse a su siglo XIX, y analizar su sociedad y política. En Francia ya había precedentes de lo que después iba a ser el germen del fascismo e incluso hay autores que defienden que el fascismo como tal nace en Francia -basándose en Acción francesa-.

El siglo XIX francés está marcado por los cambios políticos y sociales. La caída de la monarquía a finales del siglo anterior, el final del imperio napoleónico y la reestructuración del mapa europeo van a condicionar en cierto modo la mentalidad de los franceses. Surge la época del imperialismo y colonialismo en la que Francia, como potencia, va a participar activamente. La educación nacional acorde a los valores de la República, el estallido de la comuna de París vinculado al surgimiento del socialismo y los movimientos sociales de clase, el chovinismo rancio -motivado, quizá, por estos factores- y un militarismo vinculado a la política también como muestra el ejemplo del movimiento Boulangista (al estilo pretoriano y napoleónico) sumado todo ello a un antisemitismo impregnado en ciertos sectores sociales y políticos, como demuestra el caso Dreyfus... son solamente unas características que van a acompañar a Francia todo el siglo XIX hasta culminar en el primer tercio del XX con una gran división social y política entre extremos de izquierdas o de derechas.

Todo ello será el aliciente, el caldo de cultivo, para una extrema derecha conservadora y tradicionalista, militarista y antiliberal, monárquica, y sobre todo antisemita que desembocará en diversas asociaciones y partidos, aunque la más conocida a finales del XIX y principios del XX por su número de afiliados como por su estilo (milicia paramilitar) y su popularidad fue la Acción Francesa y su milicia juvenil, los Camelots du Roi[1]. Sin embargo, veremos que Francia será un hervidero para la creación y proliferación de partidos de extrema derecha y fascistas.


En Francia no triunfó el fascismo debido, en gran parte, a que había multitud de grupos, asociaciones y movimientos que no llegaron a consolidarse como una fuerza de masas

 


Contexto

Con los ejemplos italiano y, después, alemán proliferaron por ciertas zonas de Europa los grupos fascistas o nacional-revolucionarios, pero, en otras zonas, por consiguiente, las expresiones fascistas no fueron fructíferas, como el caso que nos ocupa.

Muchos autores que quieren manifestar esa oleada fascista en lo que han considerado como la “época de los fascismos” necesitan justificar que por toda Europa surgieron movimientos fascistas y que se establecieron en el poder. Esto no fue así. Se han observado solamente unos cuantos movimientos –además originales- que siguieron el camino de Mussolini y Hitler, sin tener un éxito total y pasando por diversos avatares, en tanto que quisieron tomar el poder para imponer su “revolución”, es decir, había un movimiento previo, revolucionario, que es el encargado de tomar el poder, normalmente por la vía legal y en muchos casos situándose en la oposición del gobierno derechista-autoritario. Que hayan estado en el poder o no, no implica que tuvieran mayor o menor importancia en la vida política y social, pero hay que tener clara una cosa y es su vinculación al sistema establecido, es decir, si el movimiento es revolucionario y pretende romper con el orden, al margen de las derechas y las izquierdas, puede ser denominado –como lo ha establecido la historiografía oficial- como fascista, aparte de aglutinar otros factores como el nacionalismo, el anticapitalismo y anticonservadurismo –esto no quiere decir que no le use en algunos momentos como aliado- o el antimarxismo –no antisocialismo ya que muchos de estos movimientos tienen gran componente sindicalista y socialista, no marxista-, la aspiración al poder y la tendencia a ser un movimiento de masas….

En cuanto a la convulsa Francia, se observa que fue victoriosa en la I Guerra Mundial pero inestable internamente. Como hemos visto, en Francia ya existía el caldo de cultivo para el surgimiento de este tipo de movimientos, un ejemplo es Action Française surgido en 1919 y que autores como Nolte establecen como el Primer Fascismo. Si en la temprana fecha de 1919, ante una Francia victoriosa tras la guerra, se habían dado ya movimientos de este tipo, nuestro relato por tanto comenzará en este punto pues rápidamente se desarrollarán diversos y variopintos grupos denominados como fascistas por la historiografía.

La Francia de Entreguerras era una nación fuerte, debido en gran parte a su victoria en la guerra, una nación confiada que manejaba “los hilos” de Europa junto a Gran Bretaña y EE. UU. A pesar de ser una democracia asentada, la larga tradición de la extrema derecha francesa se remonta a 1814, con la instauración, tras el Concierto de Viena, de la Restauración. Como se ha visto, tras la Revolución Francesa no solamente surge un ideal revolucionario, sino que, además, surgen las derechas y las izquierdas que irán evolucionando política y socialmente. Este asentamiento de la extrema derecha en Francia también coincide básicamente con el expansionismo, y consecuente temor, del comunismo manifestado en un intento insurreccional bajo la denominada Comuna de Paris en torno a 1871, así como el revanchismo tras la derrota en la guerra franco-prusiana, en la que Francia pierde Alsacia y Lorena en favor de Alemania. Por lo tanto, el temor a una insurrección y el irredentismo francés comienzan a aparecer como una realidad ya a finales del siglo XIX. Algo que arrastrará hasta el siglo XX manifestado en un nacionalismo chovinista, característico de Francia. Sin embargo, el antisemitismo no tardó en aparecer tampoco. Este antisemitismo se vio patente ya con el Caso Dreyfus en torno a los años 90 del siglo XIX. Con todo ello, autores como Nolte, entre otros, establecen que es en Francia donde surge el precedente del Fascismo en esa visión por reunir los factores de una derecha radical, un irredentismo territorial, un nacionalismo extremo y además el antisemitismo. Son factores que algunos movimientos reunirán, aunque no todos los movimientos muestran las mismas características. En tales casos, Francia, a principios del siglo XX, ya reunía asociaciones, agrupaciones y partidos como Action Française entre otros, que tenían milicias paramilitares y un discurso claramente nacionalista. Pero no era el único movimiento o partido de tales características. Los autores coinciden en el elevado número de asociaciones y ligas nacionalistas.

El resentimiento de la guerra franco-prusiana, el fracaso de la comuna, y el consiguiente crecimiento de las izquierdas, la guerra mundial o el estallido de las revoluciones soviética, alemana y húngara, entre otras, hacían de Francia un caldo de cultivo para la expansión de estos grupos radicales, y en muchos casos, revolucionarios. El nacionalismo se vio aún más asentado tras el Tratado de Versalles ya que los nacionalistas franceses lo interpretaron como muy tibio. Surge así un nacionalismo antialemán y antisemita.

En torno a 1924 la izquierda francesa obtuvo un gran triunfo electoral. Tras ello, los comunistas comienzan a organizar grandes manifestaciones por Francia, hecho que recayó profundamente en la burguesía nacional, la cual empezó a considerar a la izquierda francesa como un enemigo interno. En este aspecto, rápidamente surgieron grupos y asociaciones nacionalistas y anticomunistas, pro-monárquicas o republicanas, muchas provenientes de la derecha radical francesa, es decir, contrarrevolucionarios, conservadores, reaccionarios…, pero también hubo intentos de imitar al movimiento fascista italiano, recién entrado en la escena de poder. Además, el ejemplo de la vecina España primorriverista (1923-1930) y, después, del Estado Novo portugués, favorecieron también el surgimiento de grupos paramilitares y nacionalistas.


surgieron una gran diversidad de grupos nacionalistas en Francia

 

Los fascismos franceses

Debido a los factores tanto internos como externos, surgieron una gran diversidad de grupos nacionalistas en Francia.

 

Action Française

    Action Frnaçacise, surgido del diario homónimo, de Maurice Pujo y Henri Vaugeois, se había impuesto tras el Caso Dreyfus en la sociedad francesa. La incorporación, sin embargo, de Maurras le dará otro matiz ideológico, pero, además, establecerá una nueva visión de la derecha en Europa, no solo en Francia. Un partido monárquico y contrarrevolucionario que tendía a una derecha conservadora y autoritaria, con tintes antidemocráticos y antisemitas, partidario del catolicismo y del integralismo, tuvo gran peso en la sociedad de Francia. De este partido surgieron varias asociaciones similares. En 1914 era el partido nacionalista mejor estructurado en Francia. Se mantuvo durante la época de entreguerras –mostrando su apoyo sobre todo al Régimen de Vichy- pero, a pesar de su carácter nacionalista y su peso influyente en la sociedad, el surgimiento del fascismo en Italia va a favorecer también, paralelamente, el surgimiento de otros movimientos con una ideología fascista verdaderamente más acentuada. Aun así, será un movimiento con mucho peso en otras asociaciones y partidos que comenzarán a desarrollarse a partir de ahora. Los autores coinciden en que es en el periodo de entreguerras cuando el partido se desarrolla, intentando ser un partido de masas, cosa muy difícil viendo el panorama francés. Aquí es cuando se produce la entrada de nuevos militantes que dotarán a la agrupación de gran intelectualismo como Robert Brasillach o George Valois, entre los más influyentes. Tras su auge, también se producirá el auge de otros movimientos, influenciados por Action Française. En este sentido, George Valois, abandonará el partido para crear otro, según los autores, el primero de inspiración fascista en Francia. Se puede considerar su “Marcha sobre París” la manifestación que se produjo durante unos disturbios en 1934.

Su nacionalismo integrista y la vuelta a los valores de la Restauración, entre otras cosas, con matices antisemitas y vocación hacia una monarquía federal son características de un grupo que, además, contará con una milicia juvenil, Camelots du Roi (Militantes del Rey) -surgida en 1908, que portaba ya una camisa a modo de uniforme de grupo-, y un catolicismo, subordinado a la política del grupo y que sirviera para unificar a la población. El grupo, sobre todo sus juventudes —quienes vendían el diario—, tenía fuerza en las calles y actuaba como grupo de choque contra las izquierdas. Según los autores, el grupo ya tenía en su apogeo entre 20.000 y 30.000 miembros. Para Payne, Action Française, es un grupo pre-fascista que influyó, gracias al nacionalismo integralista, en el surgimiento de ideologías como el nacionalsocialismo de la Europa central. Tras el final de la II Guerra Mundial este grupo, como tantos otros, será disuelto. En este sentido, Starnhell puso de manifiesto la necesidad de revisar las características de los grupos de Francia, sobre todo las de Action Française, ya que es donde se dan las principales características de lo que unos 20 años después será el fascismo. Es decir, la combinación y puesta en práctica del nacionalismo radical con ápices socioeconómicos revolucionarios. A pesar de todo, Payne destaca que Action Française carecía de interés en la defensa de valores sociales siendo esencialmente reaccionaria, como una parte más de la derecha radical.

-        Camelots du Roi

    Considerada como la rama juvenil y paramilitar de Action Française, los Militantes del Rey, creados en 1908, aglutinaban, en su mayoría, a la juventud estudiantil –debido a que la Action Française tenía gran sustrato intelectual viendo como positivo el “atraer” a estudiantes a sus filas- y también elementos de la burguesía. Su símbolo representaba el catolicismo, por medio de una paloma –en representación de Juana de Arco-, o la flor de lis, en referencia a la monarquía, destacaron por su uso de la violencia contra los comunistas y en manifestaciones multitudinarias. A pesar de ello, no consiguieron tampoco hacerse un hueco en la sociedad francesa debido a que carecían de elementos sociales y de activismo, es decir, no tenían una organización revolucionaria basada en unos ideales disciplinarios o jerárquicos. Tras el triunfo electoral de las izquierdas, en 1932 esta organización fue perdiendo peso en las calles y será disuelta en torno a 1936, junto a otras ligas francesas. Además, muchos de sus miembros abandonaron las filas militantes para formar parte de otros movimientos más organizados.

 


Las Ligas

    El panorama de Francia era sorprendente en cuanto al elevado número de movimientos nacionalistas que había. En este sentido, destacaron las Ligas Francesas, una especie de asociaciones que surgieron muy temprano en el panorama político-social de Francia, a la par que surgía Action Française. Las ligas destacaron por su carácter reaccionario y derechista, mostrando valores tradicionalistas y conservadores que suponían meramente un freno a las izquierdas. Hubo un gran número de estas asociaciones que se entienden por el contexto internacional, es decir, surgen, como en otros lugares, por medio de la burguesía y representan grupos armados y violentos que actúan en momentos determinados para la defensa de valores como el cristianismo o el anticomunismo, entre otros, ya que el principal enemigo que veían era el comunismo, cada vez más presente en Europa. Son muy importantes en Francia ya que suponen grupos de defensa y de choque contra las izquierdas. El poeta y escritor Paul Déroulède funda en 1882 la Ligue des patriotes (Liga de patriotas), con influencias del Boulanguismo, es decir, un carácter militarista y conservador. Por otro lado, el empresario François Coty, funda en 1933 Solidarité Française (Solidaridad Francesa), otra liga de extrema derecha que surge en 1933, debido a la amenaza que suponía el triunfo electoral de las izquierdas del año anterior. Con el bonapartismo como una de sus principales ideologías, portaban camisa azul y boinas negras, desfilaban al estilo militar, utilizaban el saludo a la romana y estaba muy influenciada por la Italia Fascista y, sobre todo, por el nazismo –en el poder en este año. Pero apenas se mantuvo unos seis años, aunque, en palabras de Payne llegó a tener unos 250.000 miembros. A finales del siglo XIX también se creó una liga antisemita y bonapartista –entendido esto como un “pretorianismo” conservador. Edouard Drumon funda, así, la Liga Antisemita de Francia, básicamente antimasónica y antisemita, y de corta duración, aunque con gran componente intelectual, que ensalzaron mucho el boulangismo. Dentro de las ligas conviene mencionar también a La Cagoule (los encapuchados). Una organización violenta y más radical que las anteriores, fundada en 1935 por Eugéne Deloncle y financiada por el propietario de L´Oreal, también fue conocida como Comité Secreto de Acción Revolucionaria. Esta asociación fue una organización secreta con tintes terroristas que actuó entre 1935 y 1937 contra las organizaciones comunistas y se basaba en el concepto extremo de la derecha francesa, es decir, tendía a la acción violenta. Muchos de sus miembros procedían de los Camelots du Roi y de Action Française. Estuvieron en contacto con la Gestapo y miembros del fascismo italiano, según Vidarte (1973), y entre sus afiliados había generales franceses y también se encontraban personalidades como Pétain y Pierre Laval, que acabarían dirigiendo el Régimen de Vichy unos años después[2]. La Cagoule esperaba una guerra civil, teniendo como espejo a la vecina España guerracivilista con la esperanza de derrocar a la república francesa. Muchos miembros combatieron en España del lado del Bando Nacional (Keene, 2001) y finalmente en 1937 fue desmantelada la organización[3].

Aunque hay muchas más, con estos ejemplos se observa que estas ligas aparecen en momentos puntuales favorecidas por “amenazas” izquierdistas o judías, pero que, pasado el motivo, desaparecen. Antes de 1914, según los autores, las ligas apenas son visibles en Francia y, en el periodo de entreguerras, vuelven a surgir, debido a los tiempos convulsos. En tales casos se observa una tradición basada en el boulangismo y bonapartismo, es decir en los valores militares como esenciales en la vida política y social de Francia que, a su vez, darán como resultado el surgimiento de milicias paramilitares. Aparece también una extrema derecha conservadora, nacionalista y antisemita, sobre todo, influida por las teorías de Maurras.

 

Jeunesses patriotes

    Pierre Taittinger en 1924 funda una organización de la derecha autoritaria llamada Jóvenes Patriotas, en referencia a la procedencia de muchos de sus miembros que procedían de la Liga de Patriotas. Coincide con el momento convulso en el que las izquierdas reafirman su fuerza con grandes manifestaciones en las calles, según Nolte, tras su primer gran triunfo electoral precisamente en ese año. Rápidamente se constituyeron como una gran fuerza de choque contra los comunistas en las calles. Vagamente se le puede considerar fascistas, ya que mostraban abiertamente simpatía con este movimiento. Su breve periodo de existencia, como destaca Payne, se debe en gran parte al triunfo de las derechas en 1928. Esto produjo que muchos de sus ideólogos se pasasen al Partido Radical, de matiz más liberal. A pesar de sus acciones violentas, no lograron constituir una fuerza de masas ya que rápidamente aparecieron grupos verdaderamente considerados como fascistas. Pasaron de una derecha autoritaria con un programa centrista a llegar a exigir básicamente una dictadura. Sin embargo, fueron, en palabras de Nolte, un “fruto tardío” que imitaba la manera de actuar de las Ligas. Entre tanto, se mantuvieron a la sombra de otros grupos, hasta aproximadamente 1935, cuando se disuelven.

 

Le Faisceau

    La influencia del Fascismo Italiano se observa ya claramente en torno a 1925 cuando surge Le Faisceau (El Fascio) de Georges Valois. Este hombre procedente de la izquierda y del sindicalismo francés intentó buscar acercamiento ideológico entre Action Française y el sindicalismo, lo que le valió una gran experiencia militante. Según los autores, El Fascio es la primera organización de carácter fascista en Francia[4], junto a Croix de Feu, en la que se entremezcla el sindicalismo con el nacionalismo. Gracias a la financiación de algunos multimillonarios franceses, como el ya mencionado Coty, Valois creó este movimiento político al que dotó de una ideología ya más revolucionaria y nacionalista además de establecer la movilización social como añadido a lo anterior (Payne). Además, el partido tuvo también un órgano de difusión como era el periódico Le Nouveau Siécle, dirigido por el propio Valois. El Fascio contó con el apoyo de Marcel Bucard, miembro de Action Française, que más tarde fundará el Movimiento Francista, y Lagardelle, también proveniente de las filas de las izquierdas. El partido llegó a tener 50.000 miembros como pone de manifiesto Payne y conjugó la simple ecuación a la que Bolinaga hace referencia para describir el fascismo, es decir, el socialismo con el nacionalismo, con el objetivo de unificar al sindicalismo francés con el nacionalismo para edificar un nuevo movimiento radical (Payne, op, cit.). Sin embargo, su éxito fue relativo y breve ya que la izquierda estaba bien organizada y la derecha radical francesa copaba el escenario sociopolítico. Todo ello llevó a fuertes disidencias internas y al abandono de la financiación de los empresarios debido al discurso que Valois hacia a favor de las clases populares, por lo que el partido acabó desapareciendo en 1928. Sin embargo, Valois volverá hacia la izquierda y fundará en ese mismo año de 1928 el Partido Republicano Sindicalista, el cual se unirá a la Resistencia contra la Alemania de Hitler.

 

Croix de feu

    A pesar de su efímera vida, El Fascio no tuvo éxito, pero fue el primer movimiento de tales características nacional-revolucionarias, ejemplo que tomaron las Croix de Feu (Cruces de Fuego). En 1927, Maurice d´Hartoy, junto a otros excombatientes de la I Guerra Mundial, funda las Cruces de Fuego como una organización paramilitar de derechas[5]. En torno a 1931 el coronel La Rocque comienza a dirigirlo dotando al movimiento de un carácter antiparlamentario. Este movimiento se constituyó como una de las mayores fuerzas en Francia, contando con unos 900.000 miembros en su apogeo. Esto se debe gracias a la financiación de grandes empresarios y al apoyo del que gozaron, sobre todo de gran parte de nacionalistas y derechistas, todo ello, en su conjunto, con la pretensión de favorecer un sistema autoritario en Francia. Bolinaga, en este sentido, establece la figura del coronel La Rocque como fundamental a la hora de hacer evolucionar el movimiento hacia tendencias más fascistas, ya que surgieron como una asociación de excombatientes y sin un ideario definido. Basándose en el fascismo italiano, llegaron a plantear una Marcha sobre París (Bolinaga). Será, sin embargo, el triunfo del Frente Popular de León Blum el causante de la extinción de este movimiento que no llegó a progresar ya que fue prohibido por el nuevo gobierno en junio de 1936, no pudiendo establecer un verdadero movimiento de masas mientras que su ideario quedó englobado, casi en su totalidad, en un pensamiento propio de la derecha radical[6]. A pesar de todo hay que destacar su estética fascista y su uniformidad, su participación en disturbios como los de 1934, la presencia de mujeres entre sus filas y la realización de acciones paramilitares contra grupos comunistas. Disolviéndose por ley del gobierno frentepopulista, sus militantes formaron, después, el Partido Social Francés (PSF), más moderado.

 

Movimiento francista

    Los Francistes, el Movimiento Francista o Partido Francista, surgió en 1933 tras la recomposición de restos de un intento de nacionalsocialismo en Francia. Según Payne, este nacionalsocialismo no llegó a surgir, se había abortado, y tras ello se formó el Partido o Movimiento Francista. Un excombatiente proveniente de las filas de Le Faisceau y atraído por el nacionalsocialismo, Marcel Bucard, fundó el 29 de septiembre de 1933 el Movimiento Francista. El Francismo estaba financiado por el Fascismo italiano y sus miembros portaban las camisas azules, por las que eran conocidos -Chemises bleues-, realizaban el saludo a la romana y tenían un nacionalismo antisemita como ideología, además iban más allá, según Nolte, ya que se mostraban contrarios a los principios de la Revolución Francesa estableciendo que “Nuestros padres quisieron la libertad, nosotros el orden (…) ellos predicaron la fraternidad, nosotros pedimos la disciplina (…)[7]”. El Movimiento participó en los Disturbios de 1934 y destacó por su acción y organización. Era, en palabras de Payne, el grupo más directo e intransigente de Francia, lo que explica el poco peso y apoyo que tuvo. Según las fuentes, alcanzaron entre 5.000 y 8.000 miembros aproximadamente. Sus ideólogos quisieron dotar al movimiento de un ápice socialista entremezclado con el nacionalismo y también darle un aspecto más revolucionario como afirmó Bucard en el discurso fundacional: “Queremos fundar un movimiento de acción revolucionaria cuyo objetivo sea conquistar el poder y detener la carrera hacia el abismo[8]”. A pesar de todo ello, el Francismo colaboró con Alemania y la ayudó a la hora de invadir Francia. Esto quizá relanzó el movimiento, pero también le valió para ser juzgado, y sus dirigentes, como Bucard, ejecutados por traición. En 1944 es disuelto finalmente.

 

Partido Social Francés

Tras la disolución de las Croix de Feu, el mismo La Rocque funda en 1936 el Partido Social Francés, más moderado quizá que el anterior, pero con el mismo matiz nacionalista. Tendente al autoritarismo y marcadamente anticomunista, abogaba por el corporativismo como modelo económico. El partido alcanzó en su apogeo la cifra cercana al millón de miembros, una cifra que sorprende en el caso francés. Sin embargo, en torno a 1940 será disuelto debido a la ocupación alemana de Francia.

Partido Popular Francés

    Fundado en las primeras semanas del gobierno frentepopulista de León Blum, el Partido Popular Francés de Jacques Doriot tenía ya una vocación plenamente fascista pues conjugaba muy bien el socialismo con el nacionalismo. Según los autores el partido fascista en Francia por excelencia.

Doriot es un personaje curioso y a la vez fundamental para entender la ideología del fascismo francés. Había militado en el pacifismo anticolonial de Francia, a los 24 años era uno de los más activos dirigentes de la Internacional de las Juventudes Comunistas y colaborador de Trotski, siendo, en torno a 1930, el dirigente comunista más apreciado por los núcleos obreros, así como, en contraposición, el más odiado por la derecha. Sin embargo, su ferviente nacionalismo y la dependencia del comunismo francés hacia el PCUS transformó la mentalidad de Doriot (Bolinaga). En 1936, cuando el gobierno de Blum prohibía todas las asociaciones, ligas y movimientos que habían participado en los Disturbios de 1934 o aquellos tachados de fascistas, Doriot funda el Partido Popular Francés con una gran base obrera. Según Bolinaga, sus planteamientos programáticos coincidían punto por punto con los del Fascismo Genérico, pero, como siempre, había excepciones.

Doriot abogaba por una descentralización administrativa, así como por un pacifismo bien marcado, chocando esto con lo estipulado en el fascismo. Esto hizo que el partido arrastrara rápidamente a unos 300.000 miembros en torno a 1938, muchos provenientes de “una minoría comunista”, lo que le hizo crecer. Sea como fuere, se sitúa entre un socialismo económico y un nacionalismo colaboracionista, según Payne, ya que el proceso fascista no se llegó a completar debido a la guerra y la ocupación alemana. A pesar de todo, fue, sin duda, el partido más numeroso de Francia. El más obrero de los partidos nacionalistas, y fascistas, de Francia, abogaba por el nacionalismo, el anticomunismo –sobre todo el dependiente de Stalin- y se manifestó abiertamente anticapitalista, autodefiniéndose como social y revolucionario. Sin embargo, los autores coinciden en que fue financiado, como tantos otros, por los grandes empresarios franceses que buscaban un freno al comunismo mediante una respuesta nacionalista. Por consiguiente, la invasión de Francia por parte de Alemania frenó el establecimiento de este partido que, aun así, colaboró con la Alemania nacionalsocialista.

 


Neosocialismo

    Conviene mencionar el Neosocialismo, así bautizado por Marcel Déat, fundado tras una escisión en el Partido Socialista francés. Similar a Doriot, Déat provenía de la militancia del socialismo y republicanismo, un ferviente socialista que cada vez tendía más hacia el nacionalismo y hacia el fascismo. Según Bolinaga, los neosocialistas se escindieron del socialismo en el Congreso de Avignon en torno a 1933 debido, sobre todo, al poco nacionalismo que marcaba el Partido Socialista. Los neosocialistas trataban de llegar a un equilibrio entre socialismo y nacionalismo, en la búsqueda del socialismo-nacional, es decir, en la búsqueda de la ecuación fascista. Payne establece además del nacionalismo como la causa de la escisión, también la modernización económica y el sectarismo de clase. Si Doriot era el joven más dinámico y popular del comunismo francés, Déat, por consiguiente, lo era del socialismo francés. Una situación comparable a la de Mussolini u Oswald Mosley en Gran Bretaña -en sus inicios. El neosocialismo establecía, por consiguiente, que para lograr el bienestar y el desarrollo debía debía haber una planificación estatal, así como la integración de todas las fuerzas productivas, entre otras cosas, criticando la actitud clasista, derrotista y económicamente no funcional del socialismo francés. Payne establece que su partido socialista no era fascista ya que solo estaba orientado al nacionalismo y a la colaboración de clases. Sin embargo, el fascismo aparecerá con la ocupación de Francia por parte de Alemania, creando el mismo Déat la Rassemblement National Populaire (Unión Nacional Popular) en 1941. Este partido perseguía un marcado nacionalismo y antisemitismo, con gran parte de la extrema izquierda, y pretendía la unión de todas las fuerzas fascistas de Francia además de colaborar con los alemanes. Este se mantuvo hasta 1945. Como apunte curioso, cabe decir que este hombre, junto a Bucard y Doriot, entre otros, fundó la Legión de Voluntarios Franceses (LVF), a imitación de la División Española de Voluntarios, para combatir en la Wehrmacht contra el comunismo.

De esta forma, la guerra y la consiguiente expansión de Alemania van a traer consigo un régimen colaboracionista con los alemanes que, según los expertos, será el “Fascismo francés”.

 

El Régimen de Vichy

    La batalla de Francia (mayo-junio de 1940) supone la derrota de Francia frente a Alemania y además la ocupación de Francia. Tras ello, la parte sureste de Francia quedó en manos de un gobierno títere de Hitler, un gobierno colaboracionista, confiado al mariscal Pétain. El noroeste, sin embargo, fue administrado por Hitler en su totalidad, donde, además, se crearon asociaciones para encuadrar a simpatizantes nacionalistas como la creada por Deloncle en 1940, el Movimiento Social Revolucionario. En la Francia de Vichy –llamada así por la ciudad de Vichy- se impuso un gobierno autoritario, antisemita, nacionalista y corporativista, con gran sustrato católico y apoyado por conservadores y nacionalistas, como la Action Française, de larga tradición en Francia. Además, aparecen políticos como Laval, pacifista y antibritánico, defensor de un acercamiento Francia-Alemania. Teniendo como ejemplo el caso español y viendo el contexto coetáneo de los acontecimientos europeos, Pétain estaba convencido de que era lo mejor para el país, aunque dependiendo de Hitler, no llegó a ser un régimen independientemente. Se sustentaban por el apoyo de aquellos movimientos, miembros de ligas, de la extrema derecha, del fascismo, del nacionalismo y del conservadurismo. Se deportaron judíos y se enviaron trabajadores a Alemania, donde hacía falta de mano de obra para la economía e industria de guerra y además se combatió a la resistencia, entre otras cosas. El Régimen abolió la III República de Francia e impuso nuevas leyes. Sin embrago, su régimen careció de autonomía e independencia cuando toda Francia quedó en manos de Hitler. Cuando los aliados toman Francia, Pétain es juzgado y encarcelado. En definitiva, es el ejemplo perfecto de un régimen colaboracionista y, sobre todo, oportunista, debido a su adaptación a las circunstancias de la guerra y la ocupación. Pone de manifiesto la necesidad de un gobierno autoritario y anticomunista arraigado en la tradición conservadora y derechista de Francia tras el siglo XIX. A imitación de Franco, Salazar, Antonescu, Horty… y tantos otros, supuso un régimen conservador propio de la derecha que, en un momento dado, colaboró con la Alemania de Hitler para asentarse frente al comunismo y mantenerse en poder. Sin embargo, estos regímenes carecen del componente socialista o revolucionario, o de ambos a la vez, por lo que difícilmente pueden ser tachados de fascistas.


 El ejemplo de Francia es un ejemplo controvertido ya que el fascismo no pudo asentarse en la escena política y social debido, sobre todo, a la multitud de grupos y movimientos que había, y también a que el anticomunismo estaba copado por una derecha radical y autoritaria

 

Marcha sobre París

    De igual forma que el fascismo tuvo su Marcha sobre Roma en 1922 y el Nacionalsocialismo alemán en 1919 sobre Múnich, el fascismo -los fascismos- francés también tuvo su Marcha sobre París.

En este sentido, el 6 de febrero de 1934, varias organizaciones derechistas y fascistas, entre los que destacaban varias “ligas” así como los principales grupos -Acción Francesa y Cruces de fuego en primera línea, por ejemplo-, convocaron una manifestación antiparlamentaria en París. Esta manifestación desemboca en un motín en la Plaza de la Concordia -Disturbios del 6 febrero-. Sin extendernos mucho, se pretendía asaltar la Asamblea Nacional debido a un escándalo de corrupción, el caso Stavisky. Los disturbios se tornan muy violentos, aunque las fuerzas del orden consiguen disolverlo.

Tras ello, en resumen, se logra la dimisión del gobierno Daladier y se crea uno de Concentración Nacional, entre los que está presente el mariscal Pétain.

En este caso, la Marcha sobre París es una consecuencia de una protesta contra la corrupción que deriva en unos disturbios violentos protagonizados por las principales fuerzas fascistas-nacionalistas de Francia, aunque dista mucho de la Marcha sobre Roma en apariencia y organización y sobre todo fines.

Como todo fascismo del periodo de entreguerras, en Francia, como se ha mencionado, se creó también un cuerpo de voluntarios que acudiese a combatir al comunismo tras la declaración de guerra de Alemania a la URSS en 1941. Surge la Legión de Voluntarios Franceses, de los cuales muchos protagonizarán la defensa de Berlín en 1945, integrados en las Waffen SS, sobre todo en las SS Charlemagne. Es el ultimo intento del fascismo y del nacionalismo por prevalecer sobre el comunismo, como les ocurrirá a los fascismos europeos, que combatirán en aquella cruzada junto a Alemania.

 

CONCLUSIONES

    El ejemplo de Francia es un ejemplo controvertido ya que el fascismo no pudo asentarse en la escena política y social debido, sobre todo, a la multitud de grupos y movimientos que había, y también a que el anticomunismo estaba copado por una derecha radical y autoritaria que había adoptado ya un discurso conservador, nacionalista, antisemita y antirrepublicano, entre otros, anticipándose al fascismo, e incluso, como es el ejemplo de Action Française, estableciendo premisas que luego pondrán en marcha Mussolini, en primer lugar, y Hitler, después.

El principal problema del fascismo francés es que no supo unirse y constituirse como una verdadera fuerza de masas. Será, además, el temor hacia el comunismo y, después, la realidad de este en el poder, el que haga surgir verdaderos movimientos fascistas como PPF y Neosocialismo, entre otros, aunque serán perseguidos y prohibidos. Su unidad, sin embargo, se vio en los disturbios de 1934 en los que participaron la mayoría de los grupos y dirigentes, pero no supieron aprovechar el “tirón” que les ofreció aquella ocasión.

Desde Action Française y las diversas Ligas que hubo, el primer movimiento considerado como fascista fue Le Faisceau, seguido de las Cruces de Fuego, PPF y Francismo entre los más destacados. Llevaron uniforme y utilizaban el saludo a la romana, protagonizaron choques violentos y se organizaron en estructuras paramilitares, antisemitas, en muchos casos, y revolucionarias-socialistas, en otros. El caso es que el fascismo francés careció de unidad y de un hueco en la escena sociopolítica, a pesar de la originalidad de sus discursos.

 

BIBLIOGRAFIA

BOLINAGA, I., Breve historia del fascismo, Nowtilus, 2008, Madrid

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fascistas en Europa, 1919-1945, Siglo XXI, 2003

GONZALEZ DIAZ, A., El fascismo y sus imitaciones, Ed. Fides, 2022, Tarragona

JIMENEZ CAMPO, J., "Rasgos básicos de la ideología predomínate entre 1939 y 1945", Revista de estudios políticos (Nueva época), nº15, 1980

KEENE, J., Fighting for Franco: International volunteers in Nacionalist Spain during the Spanish Civil War, Hambledon Continuum, 2001

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PAYNE, STANLEY G., El fascismo, Alianza, 2013, Madrid

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VIDARTE, JUAN-SIMEÓN, Todos fuimos culpables, Fondo de Cultura económica, 1973

https://www.eurasia1945.com/acontecimientos/fascismo/origen-de-los-fascismos-en-francia/

 



[1] Militantes del Rey

[2] VIDARTE, JUAN-SIMEÓN, Todos fuimos culpables, Fondo de Cultura económica, 1973, p. 526.

[3] KEENE, J., Fighting for Franco: International volunteers in Nacionalist Spain during the Spanish Civil War, 2001, Hambledon Continuum, p. 173

[4]  Según la cronología, no solamente sería el primer fascismo en Francia, sino que se puede establecer

como el primer movimiento fascista no italiano.

[5] VV. AA., atlas Ilustrado del Fascismo, op. cit., p. 127

[6]  Según Payne se trató de una asociación de un moderado nacionalismo autoritario (op. cit.)

[7] NOLTE, E., op. cit., p. 216

[8] https://wikies.wiki/wiki/en/Francisme



Álvaro González Díaz

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