La Monja Alférez: La mujer que desafió su época para luchar como soldado

 La Monja Alférez:

La mujer que desafió su época para luchar como soldado

  

¿Sabías que una mujer en el siglo XVII se hizo pasar por hombre para ser soldado? Y no, no era Juana de Arco, sino Catalina de Erauso, española.

 

La historia de la Monja Alférez, nacida como Catalina de Erauso en el siglo XVII, es una de las más fascinantes y transgresoras de la historia de España. Haciéndose pasar por hombre, se alistó como soldado y combatió en América, viviendo una vida llena de aventuras. 

Descubre cómo esta valiente mujer rompió todas las normas de su tiempo y dejó huella en la historia militar y de género.

 

La figura de la Monja Alférez, cuyo nombre real fue Catalina de Erauso, es uno de los relatos más fascinantes y curiosos de la historia española. Situando su biografía entre la realidad y la leyenda, la vida de esta mujer se convirtió en un símbolo de valentía, desafío y transgresión establecidos dentro de una sociedad dominada en su mayoría por el hombre. La historia de la Monja Alférez no solo es un relato de superación y resistencia, sino también un testimonio de cómo la identidad femenina pudo forjarse en circunstancias extremas, desafiando las normas sociales y políticas de la época, sobre todo, contradiciendo ese relato de la leyenda negra, la cual anula a la mujer en la historia[1].

Fue una mujer (hombre) polifacética destacando como: Exploradora, militar, monja, memorialista y escritora, entre otras.

 


Catalina de Erauso: De la Vida Religiosa a la Guerra

Catalina de Erauso nació en 1592 en San Sebastián (Euskadi)[2], en una familia noble. Hija del capitán Miguel de Erauso y de María Pérez de Galarraga, naturales de la Villa de San Sebastián. Su padre fue un importante militar a las órdenes del rey Felipe III. En su su infancia jugaba con su padre y sus hermanos en las artes de la milicia. Aunque desde muy joven, se sintió atraída por la vida religiosa y, a los 15 años, ingresó en un convento de monjas en la ciudad de Vitoria, tomando el hábito religioso. Sin embargo, la vida en el convento no era lo que ella esperaba y, tras un período de descontento, decidió escapar en 1605, adoptando una identidad masculina. Adoptó varios nombres masculinos como Francisco de Loyola, Alonso Díaz, Alonso Ramírez Díaz de Guzmán y Antonio de Erauso, entre los conocidos.

En su etapa de prófuga se marchó a Vitoria y de ahí a Valladolid donde sirvió como paje real en la corte de Felipe III. Sin embargo, ante la llegada de su padre que la buscaba, se vio obligada a huir de la ciudad.

A partir de entonces, comenzó a vivir como un hombre.

A lo largo de su vida, Catalina, bajo su nueva identidad, se dedicó a una serie de actividades muy diferentes de lo que se esperaba de una mujer en el siglo XVII. Se alistó en el ejército y participó en diversas batallas, incluso en las Guerras de Flandes, donde destacó por su valentía y habilidad en combate. Durante su tiempo como soldado, su anterior identidad de monja fue desconocida, y a pesar de los riesgos que implicaba vivir bajo una falsa identidad masculina, logró ascender a un alto rango militar, el de alférez, un rango que le permitió participar en importantes enfrentamientos bélicos.

 La historia de la Monja Alférez, nacida como Catalina de Erauso en el siglo XVII, es una de las más fascinantes y transgresoras de la historia de España. Haciéndose pasar por hombre, se alistó como soldado y combatió en América, viviendo una vida llena de aventuras

La Monja Alférez como Símbolo Femenino de Valentía

La historia de Catalina de Erauso, parecida a la conocida Juana de Arco, quien vivió una vida como hombre, se convirtió en un símbolo de valentía, independencia y desafío. En un contexto histórico y cultural donde las mujeres no tenían acceso a las mismas oportunidades que los hombres, la Monja Alférez rompió esas cadenas y reinventó su propia identidad. La historia de su vida desafió los códigos tradicionales de género y las expectativas sociales, y aunque su transgresión fue un acto audaz y poco común, su figura adquirió una notable relevancia, especialmente en la literatura y el imaginario colectivo de la época.

Catalina de Erauso no solo desafió el rol tradicional de la mujer, sino que, además, destacó en el campo de la guerra, donde las mujeres estaban completamente ausentes. Su figura se convirtió en un símbolo de valentía en una época en la que las mujeres solían ser relegadas al ámbito doméstico o al servicio religioso. Al combatir en batallas y ascender a un rango militar, Catalina demostró que la capacidad para la valentía y la lucha no tenía que ver con el género, sino con el coraje y la determinación personal.

 

El Misterio y la Fascinación de la Monja Alférez

La vida de Catalina de Erauso estaba plagada de misterio y convirtiéndose en una figura de fascinación popular. La Monja Alférez no solo destacó por sus habilidades bélicas y su capacidad para sostener una doble identidad, sino que su historia fue considerada como una lección de valentía y un reflejo del poder que la mujer podía tener, incluso en circunstancias adversas. Sin embargo, su historia también está impregnada de ambiguos dilemas éticos y morales.

A lo largo de los siglos, su historia fue interpretada de distintas formas: desde una heroína que rompió las barreras sociales hasta una figura trágica atrapada en un conflicto interno sobre su verdadera identidad.

En cuanto a su relación con la religión, Catalina también fue un personaje ambiguo. A pesar de haber escapado de un convento y de vivir como un hombre, mantuvo durante toda su vida un profundo vínculo con la espiritualidad. En sus escritos, como en sus memorias, se percibe un tono que habla tanto de su fe como de su lucha personal por encontrar su lugar en el mundo. A pesar de todo ello, nunca renegó de su fe, sino al contrario.

 La historia de la Monja Alférez es un testimonio fascinante de la lucha por la identidad y la autonomía femenina

La Monja Alférez en la Cultura Popular

La figura de Catalina de Erauso se mantuvo viva a lo largo de los siglos y ha sido objeto de diversas interpretaciones tanto en la literatura y el teatro como en la cultura popular.

Su historia fue recogida por el escritor y dramaturgo Tirso de Molina en una obra titulada "La monja alférez", que contribuyó a inmortalizar su leyenda. Con el tiempo, la Monja Alférez se ha convertido en una figura literaria de gran relevancia, especialmente como un ejemplo de mujer transgresora que desafió las normas sociales de su época.

La figura de la Monja Alférez es también un reflejo de los mitos fundacionales de la identidad femenina en un contexto social y cultural muy restrictivo. Catalina de Erauso ha sido reivindicada por muchas mujeres como un símbolo de libertad y autonomía, pues, a pesar de vivir una vida llena de contradicciones, logró encontrar una forma de expresar su independencia y resistencia ante las limitaciones impuestas por su sociedad.

Aunque basta recordar que no fue la única, pues contamos con ejemplos de su tiempo como el de la Reina Isabel, Juana la Loca, Beatriz Galindo (La latina), Inés Suarez, Malinche, María Pita, entre tantas otras.

 

Conclusión: Un Símbolo Femenino de Lucha y Subversión

La historia de la Monja Alférez es un testimonio fascinante de la lucha por la identidad y la autonomía femenina en una época en la que los roles de género eran estrictamente definidos. Su vida, apasionante y aventurera, marcada por la valentía en el campo de batalla, la transgresión de las normas sociales y el desafío a las expectativas que se tenían sobre las mujeres, la convirtió en un símbolo de lucha y resistencia, incluso de adaptación, superación de sus miedos y consecución de sus sueños.

Hoy en día, Catalina de Erauso sigue siendo una figura emblemática de la historia de España, y su legado sigue inspirando no solo a mujeres sino a todos aquellos que nos fascina la historia, a quienes rompen las barreras que les oprimen y buscan perseguir sus sueños.

La Monja Alférez se erige como un símbolo de valentía y desafío, capaz de erguirse incluso en las circunstancias más inesperadas.



[1] Se pueden ver varios ejemplos además de ella, en la historia española, como Eleno de Céspedes, Las Cañitas, Fernanda Fernández o Esteban de Valdaracete, entre otros, que se cambiaron el “genero” y se hicieron pasar por hombres.

[2] Hay quienes establecen su nacimiento en torno a 1585 (Alberto Ojeda), ya que 1592 es la fecha de su bautismo

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